EDUCACIÓN ARTÍSTICA
En la actualidad, la educación artística pasó de tener importancia únicamente por su función estética, en relación con la apreciación de lo bello, a tener importancia también en cuestiones de mayor amplitud. Hay implicadas explícitas cualidades éticas. Un ejemplo de esto, son los proyectos que se llevan a cabo en sectores vulnerables de la sociedad cuyo fin último es la inclusión social. Se crean coros, orquestas, en villas de emergencia o en cárceles.
Desde el Ministerio de Educación se plantea "Si bien los desarrollos del área (artística) en el nivel (secundario) propenden a la construcción de saberes y capacidades vinculadas a los lenguajes artísticos, estos no limitan su influencia al propio campo disciplinar, sino que intervienen en la educación general y en la formación ciudadana que la Educación Secundaria propone como uno de sus fines."[2]
El arte puede ofrecerles a los chicos un canal por donde visibilizar la fantasía propia, lo creativo, lo sensorial; los conecta con unas prácticas culturales, previamente constituidas y muy arraigadas en el seno de la sociedad..
La educación artística, funcionando adecuadamente dentro del nivel secundario, tiene el potencial de acercar los ritos de la actividad artística a los chicos, y en el mejor de los casos, tiene la capacidad de hacer que estos ritos, estas prácticas se transfieran o se transponen a la subjetividad de quienes están siendo formados dentro del sistema educativo.
El arte tiene sus ritos. Y en tanto que el arte es una actividad legitimada socialmente, a estos ritos podemos emparentarlos con los llamados ritos institucionales y encontrarlos infinitamente más ligados a éstos que a los llamados ritos de situación.
Los ritos institucionales se caracterizan por ser transmisibles, dan cuenta también del tiempo lineal y sucesivo en el que se da esta transmisión. "(…) producen filiación simbólica duradera, marcan pertenencias y habilitan la transferencia de lo heredado hacia otras situaciones"[3]. Los ritos de escolarización se transmiten de generación en generación. La impronta de los efectos pedagógicos sobre el sujeto de la educación perdura en el tiempo y lo aprehendido podrá ser utilizado en otros ámbitos (por ejemplo el trabajo o la familia). Los ritos de situación en cambio, no están atravesados por una temporalidad lineal, no tienen visión a futuro si no que tienen que ver con el aquí y el ahora. Cumplen una función de inscripción grupal y tienen validez únicamente en un territorio simbólico determinado.